Flores para Agustina
Editorial de Entre Ríos, Argentina, 1999.
Esta obra tiene como escenario el litoral argentino, escenario particularmente conocido por el autor. El argumento se despliega en un mundo donde se alternan lo cotidiano, el realismo mágico, la crueldad, el humor y la ternura.
Su primera página lo dice así:
“Cuando el viejo Martín Cáceres entraba en sus recuerdos veía cómo las plantas de los choclos eran una imagen que iba ganando contornos nítidos y concretos.
Las chalas secas y el color verde casi muerto se definían, los tonos claros y oscuros se dibujaban. Allí olía a tierra húmeda, su nariz también se adentraba en la memoria, mientras él escondía su cuerpo entre los choclos, en cuclillas y con la cabeza gacha casi entre las rodillas desnudas, en pantalones cortos, recibiendo por las dilatadas alas de la nariz ese aroma a tierra buena que no olvidaría nunca, jamás. Atrás. Atrás, la piel sudándole en perlas nacaradas muy pequeñas”.
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